Fatimah se sienta en silencio, con las manos temblorosas, mientras habla.
“Tuvimos que abandonar PakistĆ”n, que habĆa sido nuestro hogar durante los Ćŗltimos cuarenta aƱos, y ahora no tenemos tierras, refugio ni estabilidad”, cuenta Fatimah (nombre ficticio), madre soltera de cinco hijos.
“Solo quiero que mis hijos tengan un lugar seguro donde crecer, un lugar al que puedan llamar hogar. Rezamos por un futuro mejor y por recibir el apoyo del Gobierno y de la comunidad internacional”.
La historia de Fatimah no es solo suya, sino que tambiĆ©n refleja la situación de innumerables personas que estĆ”n cruzando la frontera entre PakistĆ”n y AfganistĆ”n tras la decisión adoptada en marzo de 2025 por el Gobierno pakistanĆ de reanudar la aplicación de una ley que obliga a la población extranjera a abandonar el paĆs.
Esta decisión ha afectado de manera desproporcionada a la población afgana, ya que son muchas las personas titulares de tarjetas de ciudadanĆa afgana que viven en el paĆs con distintos niveles de estatus legal.
Sin embargo, muchas de las personas que regresan han vivido fuera de AfganistÔn durante mucho tiempo, algunas toda su vida. Muchas nunca han estado en AfganistÔn y ahora no tienen ni idea de dónde vivirÔn, cómo alimentarÔn a sus familias o cómo educarÔn a sus hijas e hijos.
Lo que es peor, las mujeres solteras que son cabeza de familia, como Fatimah, se enfrentan a dificultades aĆŗn mayores, ya que deben cuidar de sus hijos e hijas y gestionar las responsabilidades del hogar.
Una crisis en crecimiento
El nĆŗmero de personas que comparten la experiencia de Fatimah es abrumador y crece cada dĆa.
Desde que se puso en marcha el plan de deportación en 2023, casi un millón de personas afganas (972.400 a fecha de 23 de abril de 2025) han cruzado la frontera con PakistÔn a través de los cuatro pasos fronterizos oficiales.
Solo en abril de 2025, mĆ”s de 118.400 personas afganas cruzaron desde PakistĆ”n, 25.600 de las cuales fueron deportadas. De media, entre 4.000 y 6.000 personas cruzan cada dĆa, muchas de ellas mujeres, niƱas y niƱos de hogares encabezados por mujeres.
A medida que la situación de quienes regresaban a sus hogares se agravaba, la IFRC asignó rÔpidamente fondos de su Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (IFRC-DREF) para apoyar las operaciones iniciales. A continuación, se lanzó un Llamamiento de Emergencia con el objetivo de recaudar 25 millones de francos suizos para prestar apoyo vital durante los dos años siguientes. Esto cubrirÔ los esfuerzos de recuperación y reintegración, la formación profesional y las iniciativas de dinero por trabajo, sentando las bases para reconstruir vidas y proteger la dignidad.
Las campaƱas de recaudación de fondos han ayudado a la Sociedad de la Media Luna Roja Afgana a proporcionar apoyo vital a miles de personas repatriadas. Sin embargo, se necesita mĆ”s ayuda para garantizar que las personas que llegan a los campamentos en AfganistĆ”n puedan sobrevivir dĆa a dĆa a corto plazo y recuperarse por completo a largo plazo.
El primer paso es sencillo: encontrar un lugar seguro donde alojarse.
Al llegar a los puestos fronterizos afganos, se les guĆa a dos campamentos temporales establecidos por la Sociedad de la Media Luna Roja Afgana (ARCS), agencias de las Naciones Unidas y otras organizaciones. El campamento de Omari se encuentra a 6 kilómetros de la frontera de Torkham, en Nangarhar, y el otro estĆ” a 60 kilómetros, en Kandahar (Takht-e Pol).
La población repatriada tiene que viajar a estos campamentos por sus propios medios, por lo que suelen utilizar camiones y conductores locales disponibles en las fronteras. También hay camiones que ofrecen transporte desde PakistÔn hasta AfganistÔn.
En los campamentos temporales establecidos por la ARCS, el personal mƩdico y voluntariado reciben a las personas repatriadas y les proporcionan revisiones mƩdicas, consultas, asesoramiento, comida y mucho mƔs.
En los puestos fronterizos, la ARCS también ayuda con la distribución de alimentos, el apoyo para el alojamiento con tiendas de campaña, los servicios de salud, la información sobre toda la ayuda disponible en los campamentos por parte de otras agencias de ayuda, y la asistencia con cualquier otra necesidad urgente.
Acceso a servicios bƔsicos
Una de las personas que ha llegado recientemente es Sadullah, padre de cinco hijos.
“SolĆa ser comerciante en Karachi, donde mi tienda era el sustento de mi familia”, afirma. “Ahora nos vemos obligados a regresar a una tierra que nos resulta familiar y extraƱa a la vez. Estoy aquĆ, perdido y asustado, sin saber cómo reconstruir lo que hemos perdido”.
Sus palabras reflejan las dificultades de mucha gente repatriada que se enfrenta a la realidad de haber perdido sus medios de vida y las necesidades bƔsicas para subsistir: comida, refugio y los medios para mantener a sus familias. Para muchas personas, el cuidado de la salud parece un sueƱo lejano.
Otro repatriado, Rahimullah, tambiĆ©n comparte una historia desgarradora: “Tengo problemas estomacales y ahora estoy enfermo. Lo dejamos todo atrĆ”s por miedo a que nos detuvieran. Mi esposa murió cuando mi bebĆ© solo tenĆa 10 dĆas y me quedĆ© solo para cuidar de mis tres hijas y mis dos hijos pequeƱos”.
Atención primaria de salud en los campamentos
En el campamento de Omari, ARCS (con el apoyo de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja) atiende diariamente a unas 700 personas con atención primaria de salud, lo que incluye a aquellas que necesitan servicios de salud maternoinfantil, como asesoramiento médico, medicamentos e inyecciones, y atención prenatal.
Fue aquà donde el personal médico y las parteras de ARCS ayudaron a dar a luz a tres recién nacidos, cuyas madres cruzaron la frontera en avanzado estado de gestación.
“Las parteras son voluntarias de la Media Luna Roja Afgana y proporcionaron cuidados crĆticos que salvaron la vida de los tres reciĆ©n nacidos en la tienda”, explica uno de los mĆ©dicos de ARCS en el campamento.
“TambiĆ©n desempeƱan un papel fundamental en la prestación de servicios de atención sanitaria a las mujeres embarazadas que cruzan la frontera en condiciones peligrosas. AdemĆ”s, contamos con tres nutricionistas en nuestra sección de nutrición. Hasta ahora, hemos tratado a entre 40 y 50 mujeres”.
El traslado y la derivación a un hospital local son difĆciles, ya que el mĆ”s cercano se encuentra a mĆ”s de 100 km de distancia.
Por ello, los equipos médicos de la ARCS que se encuentran en los campamentos estÔn formados por médicos y médicas, y hay otros cinco equipos sanitarios móviles de la Media Luna Roja Afgana en las dos fronteras. AdemÔs de la atención sanitaria, cientos de personas voluntarias de ARCS también trabajan para distribuir agua, montar tiendas de campaña y prestar servicios médicos.
“Es increĆblemente alentador ver cómo incluso nuestros esfuerzos mĆ”s pequeƱos aportan alivio a las familias en momentos tan difĆciles”, afirma un voluntario del campamento. “Cada acción ayuda a reconstruir la esperanza”.